Las manos son una parte muy delicada del cuerpo porque la piel allí es sumamente fina. Por eso es tan importante que descubras cómo cuidarlas de la manera correcta, para que estén siempre en perfecto estado.

Al fin y al cabo, cada área de nuestra dermis requiere unos cuidados y productos concretos debido a sus características. Por desgracia, solemos enfocar las rutinas diarias en el rostro y dejamos de lado otras áreas que también requieren mimos constantes.

Para que no cometas ese error y sepas todo lo que puedes hacer por ellas, vamos a repasar las mejores soluciones, desde aquellos métodos que previenen los problemas o molestias hasta el elemento más importante de todos: las cremas hidratantes.

Los remedios más adecuados para ti

Por mucho que cada dermis sea un mundo, hay una serie de pautas generales que sirven en todos los casos. Simplemente tendrás que adaptarlas ligeramente a tus características concretas para obtener mejores resultados.

Así, si tienes problemas de sebo, apuesta por ingredientes menos grasientos o reduce la frecuencia de los tratamientos nutritivos, mientras que si padeces sequedad, deberás aumentar la dosis y priorizar los compuestos humectantes.

Hidrata las manos a diario

El primer consejo es también el más importante. Consiste nada más y nada menos que en conseguir que tus manos estén correctamente nutridas. Para ello, lo mejor es apostar por la cosmética profesional y buscar una buena crema hidratante.

El motivo es que al evitar la sequedad estamos evitando también los problemas derivados de la falta de elasticidad, que son los culpables de que la piel se agriete, pique o se rompa.

La clave de los cosméticos va a estar en su fórmula, por lo que busca aquellos compuestos adecuados a tus necesidades. Apuesta siempre por ingredientes humectantes y, en la medida de lo posible, que sean naturales.

Recuerda que es mejor que no haya un exceso de conservantes ni tampoco que incluya alcoholes, parabenos o irritantes, pues son compuestos que podrían dañar la delicada piel de tus manos.

De igual manera, conviene que te fijes en la textura, teniendo en cuenta que aquellas más densas tienden a ser más nutritivas pero también más grasas y lentas de asimilar, por lo que ofrecen un cuidado mayor, mientras que las ligeras son perfectas para no añadir más sebo.

También el packaging puede ayudarte a tomar una decisión. No solo por la cantidad que incluya o lo bonito que resulte, sino porque logrará que el producto se conserve en mejor estado más tiempo si el bote es opaco y cuenta con un dispensador.

En lo personal, creo que es adecuado contar al menos con un bote de tamaño reducido para llevarlo siempre encima, en el bolso o chaqueta, junto al gel hidroalcohólico. De esta forma, en caso de notar molestias, podrás usarlo en cualquier momento.

Tranquila, porque no hay riesgos asociados a su uso, por lo que podrás volver a aplicar el producto todas las veces que consideres necesarias. Simplemente ten en mente que como cuidado básico al menos tendrás que usar la crema dos veces al día, mañana y noche.

La forma idónea de aplicarla es mediante suaves masajes circulares sobre la piel previamente limpia. Realiza una ligera presión para lograr que se reactive la circulación en ese área y para potenciar que se absorba del todo y sin dejar restos.

Exfolia de vez en cuando

Para conseguir que las cremas penetren mejor y, por tanto, aporten un nivel de hidratación más alto a las manos, debes exfoliarlas de vez en cuando, igual que haces con el resto del cuerpo y, particularmente, con el rostro.

Más allá de este beneficio, tiene muchos otros. El principal es que elimina las células muertas que se acumulan en la piel y le dan un aspecto rugoso y envejecido. Al mismo tiempo, arrastra cualquier tipo de partícula de suciedad, liberando los poros y dejando la dermis bien limpia.

Por si fuera poco, promueve la renovación celular. Es decir, que conseguirá que nazca una nueva capa de dermis, que sea lisa y tersa. Por tanto, la zona lucirá más sana y hermosa.

Sin embargo, no debes emocionarte y abusar de este método, ya que es abrasivo. Por norma general, con hacerlo una vez a la semana será suficiente para obtener grandes resultados. Pero si tienes la piel sensible, mejor espacia más las sesiones, en torno a quince días.

Además, para evitar problemas, nunca lo realices sobre áreas previamente dañadas y aprovecha siempre el momento posterior a la ducha, para que no resulte tan agresivo.

Como siempre, puedes acudir a la cosmética profesional o apostar por soluciones caseras. El ingrediente más popular en estos casos es el azúcar, que puedes combinar con miel y/o limón para una exfoliación profunda, pero suave.

Masajea con aceites esenciales

Los masajes son muy beneficiosos porque relajan el cuerpo tras un largo día, hacen que la sangre fluya mejor y, al acompañarse de cosméticos, logran que se asimilen mejor. Por eso, realízalos junto a un buen aceite esencial. Dependiendo de cuál escojas podrás potenciar más unos resultados u otros.

Por ejemplo, para una mayor nutrición, no hay nada como el de almendras dulces (muy rico en vitamina E), el del aguacate (con un alto contenido en ácidos grasos) o el de karité, aunque estos dos últimos aviso que son bastante grasos.

Si quieres reducir el envejecimiento prematuro, el de rosa mosqueta o el de argán te serán de utilidad. Por su parte, para eliminar la flacidez prueba el de abedul o el de menta, que encima resulta muy refrescante.

Mientras, para prevenir infecciones y un exceso de sebo, emplea el aceite esencial de árbol de té, que contiene grandes beneficios antibióticos y antimicrobianos. Si tienes la dermis grasa también puedes acudir al de jojoba, que funciona como un regulador de la grasa.

En el caso de que padezcas dermatitis o problemas de sensibilidad, hazte con aceite esencial de caléndula, cuyas propiedades reconfortantes te resultarán muy agradables, mientras que aquellas regenerativas permitirán que tu piel se recupere más rápido.

Los mejores métodos de prevención

En mi casa siempre se ha acudido a la sabiduría popular. Por eso uno de los refranes más repetidos es que “más vale prevenir que curar”. Con el paso de los años he comprendido la verdad que esconde esta frase.

En el caso de las manos, siempre es mejor que las cuidemos todo el tiempo a que tengamos que tomar medidas excepcionales una vez se han secado e irritado, pues el proceso será más lento, y sobre todo, doloroso.

Resulta especialmente importante que las mimemos porque la piel de esa zona, como hemos dicho, es más fina, y encima está siempre expuesta a los factores externos, dado que las usamos prácticamente para todo a lo largo de la jornada.

Los factores que más influyen y debes evitar

Los motivos por los que se dañan las manos son muy diversos, aunque todos suelen estar relacionados con problemas de hidratación, ya que la piel seca es más propensa a causar problemas como picores o rojeces.

En todos los casos, llevar una dieta equilibrada, realizar ejercicio semanal para evitar el sedentarismo y tener un horario de sueño adecuado te ayudarán a mejorar el estado de tu piel.

A su vez, evitar el estrés es importante, porque suele alterar la dermis, aunque entiendo que este punto es más complicado.

También hay ocasiones en que los eczemas son de origen alérgico. En estos casos, evita ponerte en contacto directo con las sustancias que lo generan y acude a un especialista si lo consideras necesario, pues puede que tengan que mandarte unas pruebas o incluso recomendarte antihistamínicos.

Más allá de esto, hay ciertas pautas concretas que puedes seguir, como las siguientes:

  • No emplees productos de higiene o limpieza agresivos.
  • Usa guantes protectores siempre que vayas a limpiar, para no entrar en contacto directo con estas sustancias.
  • Barre y ventila tu casa a diario, para que el polvo o el polen no supongan un problema.
  • Utiliza agua templada o fría (que mejora la circulación) frente a la caliente.
  • Evita tanto las temperaturas extremas (el calor provoca sudoración y el frío sequedad) como los cambios bruscos en las mismas.
  • No las expongas directamente a los rayos solares sin protección.
  • Intenta no frecuentar ambientes con humo y tampoco fumes, ya que el tabaco afea las manos.
  • Cuida tus uñas. No las muerdas, no tires de los pellejos y mantenlas cortas para evitar hacerte heridas cuando te rascas.

En tiempos pre pandémicos te diría que redujeras la higiene a lo necesario, para que no se sequen tanto. Pero como ahora es una de nuestras mayores armas frente al contagio, sustituye este factor por aumentar las veces que usas tu crema hidratante de confianza.

Por último, no te olvides de beber abundante agua a lo largo del día para que tu cuerpo esté nutrido y la piel se beneficie de ello. Con todo lo que hemos repasado, ya sabes cómo cuidar las manos de manera adecuada. Solo tienes que empezar a llevarlo a la práctica.

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