exfoliar piel correctamente

A veces no nos atrevemos a probar un tratamiento concreto por miedo a hacerlo mal y que las consecuencias sean nefastas. Es lo que me pasaba al principio con el proceso de exfoliar la piel, que me daba miedo. Sin embargo, es más sencillo de lo que creía, por lo que te voy a explicar cómo realizarlo de forma correcta.

Para quienes tenemos la dermis sensible y somos un poco manazas, apostar por métodos tan abrasivos puede ser un riesgo demasiado alto. En mi caso concreto, tengo que tener cuidado incluso a la hora de comprar cosméticos para evitar las rojeces y picores. Por eso, me costó decidirme.

Sin embargo, una vez le cogí el truco a la exfoliación, se ha convertido en mi mayor aliada para mantener la dermis de todo el cuerpo perfectamente hidratada y nutrida, incluso durante estos meses en los que pasamos del frío extremo al calor en un par de horas.

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Si tú también quieres descubrir sus ventajas y aprender a ponerlas en práctica, en este artículo vamos a hacer un repaso de los principales puntos clave, para que te conviertas en una experta con tan solo leer unos cuantos párrafos.

¿Qué es la exfoliación y cuáles son sus beneficios?

Como es lógico, vamos a empezar por lo más básico, para dejar los conceptos claros y que no te pierdas. Es decir, primero hay que explicar en qué consiste la exfoliación.

Se trata de un proceso que se realiza mediante exfoliantes (que pueden ser de distintos tipos) y sirve para eliminar las pieles muertas, la suciedad, el polvo, el exceso de sebo acumulados en el cuerpo y cualquier otro tipo de partícula, para conseguir dejar la dermis libre de impurezas.

De esta manera se liberan los poros, la piel se oxigena y recupera el aspecto sano y lustroso. A su vez, esto fomenta la regeneración celular, lo que consigue que se forme una nueva capa más sana de la dermis, que además estará libre de imperfecciones como granos, arrugas u hoyuelos.

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Es decir, que con una buena exfoliación consigues combatir el envejecimiento, reducir la celulitis, evitar las estrías, eliminar las manchas y disminuir el acné.

Así, obtendrás una textura más lisa, tersa y uniforme, que lucirá radiante y bonita.

Al mismo tiempo se favorece el drenaje del sistema linfático y se estimula la microcirculación sanguínea, lo cual siempre es beneficioso, porque favorece que se eliminen toxinas de forma natural.

Por si todo esto te ha sabido a poco, que sepas que además los exfoliantes dejan tu cuerpo preparado para asimilar mejor el resto de productos que uses a continuación.

Por tanto, tus cremas, aceites o sérums penetrarán mejor en ella, desatando así todos sus efectos y logrando unos resultados excelentes.

¿Cada cuánto debes hacerlo?

Después de lo que hemos visto, seguro que te han entrado ganas de acudir velozmente a los exfoliantes para dejar tu cuerpo radiante.

Sin embargo, es mejor que no vayas con tanta prisa, pues debes saber que la frecuencia en este caso es especialmente importante.

El motivo es que, como ya se ha comentado, se trata de un tratamiento muy abrasivo, lo cual quiere decir que no debemos abusar de él, ya que esto podría llevar a que se deteriorara la barrera de protección natural de nuestra dermis.

En especial, aquellas personas con un mayor nivel de sensibilidad o con la piel dañada previamente deberán tener cuidado y espaciar más una exfoliación de otra, en torno a unos diez o quince días.

Para los demás, la frecuencia correcta es de una vez a la semana, aunque en zonas muy grasas puedes llegar incluso a realizarla dos veces si lo ves necesario.

Con eso será suficiente para beneficiarte de todas sus ventajas, ya que más allá de esto, puedes emplearlo a la hora que quieras, en cualquier zona del cuerpo y en la época del año que sea.

exfoliar piel correctamente

¿Es apta para todo el mundo?

Aunque ya he respondido a esta pregunta en el apartado anterior, voy a explicar mejor los motivos ahora, para que entiendas por qué la exfoliación es beneficiosa para cualquier tipo de dermis.

En el caso de aquellas normales y mixtas, está claro que es por todo lo que hemos visto al comienzo, mientras que en el caso de pieles grasas ayuda porque elimina el exceso de sebo y limpia los poros, lo cual -sumado a la nueva capa que nace más uniforme- combate el acné.

Pero, ¿qué pasa con quienes tenemos dermatitis? ¡Pues que la exfoliación es igualmente beneficiosa!

Como oxigena el cuerpo y ayuda a que los productos hidratantes se asimilen luego mejor, te permitirá mantener tu dermis perfectamente nutrida y sana en todo momento.

De todas formas, para no correr riesgos, si eres muy sensible prueba primero el producto con el que te hayas hecho un área pequeña, para descubrir si te genera molestias o rojeces.

Eso sí, en todos los casos es importante que evites usar el exfoliante en áreas dañadas de antemano, ya sea por lesiones, eczemas o quemaduras.

Estas son las únicas precauciones que debes tomar antes de comenzar.

¿Cómo debes utilizar los exfoliantes y qué tipos hay?

Ahora que ya tendrás más claro por qué es tan bueno este tratamiento, seguro que tienes curiosidad por saber cómo aplicarlos de la manera correcta, para evitar riesgos y aprovechar al máximo sus ventajas.

Asimismo, vamos a repasar qué tipos de exfoliantes existen y para qué es más adecuado cada uno, para que tengas claro qué elementos debes valorar antes de hacerte con alguno de ellos.

¿Cuál es el método de empleo adecuado?

Como con cualquier producto, es imprescindible que los apliques solo sobre la piel previamente limpia y seca, así como que aproveches el momento posterior de la ducha, pues además de que la humedad permite que actúe con mayor eficacia, también evita que la exfoliación sea demasiado agresiva y hace que ya tengamos los poros abiertos.

En función del tipo, podrás usarlo en todo el cuerpo o solo en el rostro. En cualquier caso, evita siempre el contorno de los ojos y, como hemos dicho, las áreas más sensibles o dañadas.

Por otro lado, debes incidir más en aquellas áreas más expuestas o grasas.

aplicar exfoliante piel

En cuanto a cómo extenderlo, ayúdate de las yemas de tus dedos (o, si te es más cómodo, de una esponja vegetal) y realiza un masaje circular, con movimientos amplios que cada vez se hagan más pequeños y que vayan desde el interior hacia el exterior siempre.

Apuesta por los ascendentes en brazos y piernas.

Cuando lo apliques en las manos, frota con más suavidad, a diferencia de lo que ocurrirá en los pies, donde primero es hasta recomendable que limes las partes más ásperas para que luego el exfoliante pueda penetrar mejor.

Tampoco es mala idea que te ayudes de guantes para aplicarlo en este caso.

A la hora de extenderlo sobre el rostro, haz más énfasis en la zona T.

Respecto a los labios, usa un producto especial para ello y no ejerzas demasiada presión. En el resto de áreas siempre conviene que aprietes un poco, para que la presión active el flujo sanguíneo.

A continuación, deja que actúe unos diez minutitos o así (el tiempo variará dependiendo del producto) y luego retira los restos con abundante agua fría, que es buena para la circulación y, encima, sella los poros.

Una vez hayas terminado, recuerda que es muy importante que apliques tu crema hidratante o sérum favorito, pues es importante ayudar a la piel a recuperarse y este será el momento en el que actúe con mayor eficacia.

¿Qué tipos de exfoliantes existen?

En general, podríamos dividir los exfoliantes según distintas variables, como la zona del cuerpo a la que estén destinados, su agresividad o sus ingredientes. Aunque, habitualmente, se engloban en dos grandes categorías, que son las que vamos a utilizar aquí.

Para comenzar tenemos los exfoliantes mecánicos (también denominados scrubs en inglés), cuyas micro partículas determinan la eficacia dependiendo de su tamaño y grosor, pues actúan al entrar en contacto directo con la piel gracias al movimiento de masaje.

A través de estos exfoliantes granulados, se consigue grandes resultados aptos para todo tipo de pieles, aunque aquellas más sensibles deben apostar por las partículas más pequeñas y redondeadas.

Después nos encontramos con los exfoliantes químicos, que actúan disolviendo los enlaces entre las células, para conseguir que se desprendan solas.

Por ello, no es necesario que los masajeemos para que actúen, aunque conviene hacerlo para mejorar la circulación.

A su vez, encontramos dos subcategorías: los exfoliantes enzimáticos (que funcionan mediante enzimas, ofreciendo resultados profundos pero sin dañar) y los que están hecho a base de AHAs (alfa-hidroxi-ácidos), que son más eficaces cuando más ácido tienen.

Uno de los más comunes es el ácido glicólico. Lo interesante de estos productos es que son adecuados para dermis sensibles, ya que contienen beneficios nutritivos.

También puedes hacer el tuyo propio con esta receta de exfoliante casero.

Si tienes todo esto en mente, eliges el más adecuado para tu dermis y sigues los consejos que hemos visto a la hora de explicar cómo exfoliar la piel, seguro que también caes rendida a este tratamiento gracias a sus excelentes resultados.

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